(En el reproductor, Francisco González hace un resumen del año de conflicto)
El 19 de enero de 2015 los trabajadores de Fundiciones Greyco convocaron cinco jornadas de huelga por el impago de sus salarios y las malas condiciones de una factoría que desde entonces no ha vuelto a abrir sus puertas, sumida en una crisis que este martes cumple un año sin que se haya alcanzado una solución definitiva.
Desde el pasado 22 de diciembre nada ha cambiado, tras una asamblea en la que los trabajadores mostrarán su intención de participar en la reapertura de la fábrica de San Felices de Buelna para mejorar sus opciones de venta, a la espera de que las negociaciones del Gobierno regional fructificaran y cerrar una solución definitiva. "Mucho se ha dicho desde entonces, pero la realidad es que nadie nos ha dicho nada que no sepamos", decía el presidente del Comité de Empresa, Francisco González, al hacer balance de un año de crisis. Lo hace con la "esperanza" de que en febrero puedan reabrirse las puertas aunque sea solo para dar contestación al interés de sus antiguos clientes italianos, que no quieren depender solo de la otra fundición europea, la francesa.
En ese tiempo han pasado muchas cosas además de los 365 días "que se nos han pasado muy rápidos", decía González: tres manifestaciones, una en Navarra, frente a la central de la que sigue siendo propietaria de Greyco, Frenos Iruña; dos empresarios (uno francés y otro de León) y un grupo inversor interesados por la compra; una decena de reuniones con responsables del Gobierno regional; unas elecciones autonómicas que cambiaron el signo del Ejecutivo; un centenar de días apostados, los trabajadores, en la puerta como medida de protesta; tres robos; más de 2.000 horas de guardia para evitar más intrusiones en la factoría; e innumerables reuniones con los administradores concursales, el Orecla, los empresarios cántabros responsables de un proyecto de reflotamiento de Greyco o la propia Frenos Iruña. Incluso la pérdida de un compañero, "porque la salud se ha resentido tanto como los bolsillos", decía el presidente del Comité de Empresa.
Incontables son las muestras de agradecimiento de todos los trabajadores hacia los negocios, sindicatos y vecinos que les han llevado comida, ayuda en general para sobrellevar un año en el que "los más jóvenes han sido los más perjudicados porque están formando sus familias con el coste que ello tiene". En esa lista hay algunos nombres concretos, como el comité de empresa de la planta Nissan de Los Corrales de Buelna o políticos como el presidente Revilla cuanto estaba en la oposición y el alcalde de San Felices de Buelna, José Antonio González Linares, incansable en la petición de una solución para sus vecinos. "No quiero dejar a nadie en el tintero, así que nuestro agradecimiento es para cuantos nos dieron su apoyo de una forma u otra y cuantos aún esperan, como nosotros, un feliz desenlace que todos creemos puede llegar muy pronto".