Las primeras lluvias fuertes del invierno afectaron en gran medida a los municipios de Los Corrales de Buelna, Arenas de Iguña y Molledo, dejando claro que habrá que adoptar nuevas medidas si no se quieren repetir los episodios de la ciclogénesis de 2013.
En Los Corrales de Buelna los vecinos de dos barrios que sufrieron especialmente aquel fenómeno, los de Santa Margarita y el Cohiño, volvieron a encender las luces de alarma este sábado. Los primeros vieron como se anegaba completamente el solar al oeste del río Muriago, como desbordaban las aguas y se metían de lleno en sus garajes aún maltrechos. La instalación del sistema de desagüe funcionó cuando llegó la pala del Ayuntamiento, sobre las 11 de la noche, pudo abrir las compuertas hacia el Muriago y evitar males mayores. Aún así, el Ayuntamiento anunció ayer a través del concejal de Obras, Serviliano González, que se tomarán medidas para evitar que el solar próximo vuelva a anegarse y provocar esas inundaciones. Y en Barros, en el Cohiño, los vecinos ya no están para ningún tipo de broma. Se cambiaron las tuberías y se modificaron las avenidas de agua, pero las fuertes lluvias desbordaron el río y de nuevo se inundaron algunos bajos, también con menores consecuencias que en 2013. Pero el susto vuelve a meterse en los cuerpos.
Lo mismo que en Arenas de Iguña. El alcalde, Pablo Gómez, explicó que en el pueblo de Pedredo todos los regatos que bajan de los montes se desbordaron, "dispersándose por la mies y saltando a la carretera con riesgo para las viviendas, que precisaron de sistemas de contención para no verse perjudicadas". Peor suerte corrió una nave ganadera invadida por el agua, "precisando la presencia de varias cisternas para aliviar la situación de las vacas estabuladas".
No escaparon al susto tampoco en las Fraguas, donde las casas próximas a la desembocadura del rio los Llares en el Besaya también sufrieron los estragos del agua "en una zona especialmente sensible debido a la acumulación de sedimentos y cantos rodados, en la zona de confluencia de ambos ríos, lo que origina un ascenso del nivel del lecho" que, según el alcalde, "está a la espera de que la Confederación Hidrográfica atienda los numerosos requerimientos formulados desde el Ayuntamiento y proceda a la eliminación de puntos de riesgo en el río los Llares, especialmente el dragado de ese último tramo, para evitar que el nivel del agua ascienda con riesgo para los vecinos y sus casas".
Y en Molledo los vecinos están desbordados por el miedo a nuevas inundaciones. En Santa Cruz de Iguña una nueva urbanización sufrió las avenidas de agua que convirtieron en una gran bañera sus garajes, según explicó la pedánea, Verónica Mantecón, preocupada por situaciones que "se vienen repitiendo desde que las grandes obras en el valle han modificado el curso de las aguas, afectando a nuevas zonas residenciales". Y en Santa Olalla Silvia o Amelia se mostraron enfadadas con la tardanza en reaccionar por las autoridades. El agua bajaba de los montes "convirtiendo las camberas en grandes ríos". Las arquetas están selladas al suelo y no se pueden levantar, con lo que el agua llegaba a las casas, se colaba hasta la cocina (literlamente), saltaba hacia la antigua Nacional 611 y se repartía por todas las viviendas, afectando a los bajos, que llegaron a tener más de 20 centímetros de agua acumulada.
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