Reunión en Las Caldas de Besaya Lunes, 10 Noviembre 2014 Reunión en Las Caldas de Besaya

Los dominicos reflexionan sobre su futuro en Cantabria

Los dominicos de Cantabria se han reunido en el Santuario Mariano de Las Caldas de Besaya para poner la primera piedra de una nueva etapa en su labor diaria en la región, especialmente en los tres lugares donde mantienen su presencia, Las Caldas, Montesclaros, en Valdeprado del Río, y el barrio Covadonga de Torrelavega. Los 12 religiosos de la comunidad que quedan en activo han aprovechado la fiesta que recuerda la beatificación de 14 mártires cántabros para citarse en el convento que preside la Virgen del Besaya y decidir sobre el presente y su futuro, como señalaba el superior en Cantabria, el padre Juan Antonio Sánchez Turienzo.

Con siglos de camino andado a sus espaldas "ahora toca saber qué aportamos a la iglesia, a los fieles, y qué podemos aportar, qué podemos hacer teniendo en cuenta nuestras limitaciones".

Su cargo también está dentro de esa reflexión de futuro, ya que en la misma cita aprovecharon para abrir un proceso que terminará con la elección de un nuevo superior o con la continuidad del actual. Se eligen cada tres años y ha llegado el momento. Los dominicos votaron y enviaron su opinión al provincial de la orden, encargado de tomar una decisión definitiva en las próximas semanas.

El padre Fernando Serrano Pérez (Torrelavega) apuntó que "la elección de hoy es para saber dónde estamos y hacia dónde vamos, por lo que nos corresponde elegir a la persona que pueda afrontar esos retos, la persona que pueda dar un empuje nuevo a la orden en Cantabria".

Bien es cierto que uno y otro aclararon que "ahora todo es más colegiado y un superior no es tan relevante como lo era antes, cuando tenía una responsabilidad mayor". Y coincidían en que la función hoy es de "dar ánimos y coordinar".

El padre Nicanor Maillo (Las Caldas) incidió en la necesidad de encontrar nuevas vías de acercamiento no solo a los fieles, también a los párrocos, arciprestes o incluso a los responsables de los ayuntamientos, "en lo que debe ser una nueva etapa de reflexión". Fue más allá al reconoce que "quizá nosotros no hemos sabido hasta ahora infundir una mayor devoción por la Virgen del Besaya, y es hora de abrir nuevas puertas de encuentro a todos los niveles y entre todos los estamentos".

También desde Las Caldas el padre Tomás González resumen la situación: "cuatro siglos de presencia, dos de consagración del templo y ahora estamos en el inicio de una nueva etapa". Hacía referencia a los dos siglos que se cumplían este año, en concreto en octubre, de consagración del templo de Las Caldas de Besaya.

Para el padre José Manuel Suárez (Montesclaros) la situación de cada uno de los tres centros es distinta, aunque la reflexión debe ser la misma. El Santuario de Montesclaros es un referente para toda la comarca de Campoo e incluso más allá de las fronteras de Cantabria, en Burgos y Palencia. En Las Caldas la actividad es menor, pero también continúa siendo el convento que alberga a la patrona del Besaya. Y el del barrio Covadonga es el más activo, el más diferente, al ser como una parroquia, con una fuerte integración en el barrio, como destacaba el padre Fernando Serrano. "Estar allí, convivir con la gente, compartir sus problemas, nos da facilidad en ese contacto diario".

Desde hace unos años la situación de la comunidad dominica en Cantabria ha cambiado. De ser un convento, con varias casas dirigidas por un prior, han pasado a ser una casa común, donde el superior coordina el funcionamiento de todos. En activo quedan 12 dominicos, a pesar de que algunos ya superan con creces la edad de jubilación. Junto a los retirados o enfermos son en total 17. Todos tienen habitación en Las Caldas, aunque las distancias o la edad hacen que cada cual duerma en sus respectivas residencias. Lo que si hacen es reunirse al menos una vez al mes, cada vez en un sitio, cada vez con nuevos temas. La última ha sido en Las Caldas, en una sala presidida por la Virgen del Besaya. A ella encomendaron las cuestiones celestiales y terrenales.

Porque también esas les preocupan. El mantenimiento de los dos grandes santuarios es más que complicado, con lo que afrontar obras se convierte en casi un milagro. El Torrelavega lo tienen más fácil, "porque el edificio es del obispado y nosotros nos ocupamos de pequeñas reparaciones que cuentan con el apoyo de los fieles".

En Las Caldas el Ayuntamiento facilitará la reparación de las escaleras principales de acceso al templo, dañadas por las raíces de un gran magnolio.

En Los Carabeos, donde se levanta Montesclaros, el clima marca una de las necesidades del gran complejo. "El viento y la nieve obligan a un costoso mantenimiento" según el padre José Manuel Suarez.

La reunión termina y tras saludos muy afectuosos, todos se ponen en marcha para atender, además de sus templos, una veintena de parroquias en sus comarcas, porque, desde luego, la fe mueve montañas.

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