Los vecinos izaron un año más a pulso la gran Maya Jueves, 24 Julio 2014 Los vecinos izaron un año más a pulso la gran Maya

Silió iza el mástil de las tradiciones

La gran Maya ya preside la plaza de Santiago Apóstol en el pequeño pueblo de Silió, obligando a propios y extraños a levantar la mirada ante el imponente tronco de roble que presagia un verano fértil. Más de 30 metros lo contemplan, cuanto más erguido más vencido por la fuerza de los jóvenes del pueblo, empeñados, conjurados para levantar a pulso la gran Maya, soportando además el peso de una vieja tradición, tanto como la otra fiesta que protagonizan cada año, La Vijanera.

Lo volvieron a hacer a la vieja usanza, con más esfuerzo que en otras ocasiones por la presencia de un invitado tan especial como poco habitual, el calor. Al final, tras más de una hora de esfuerzo continuado, descansando solo para recolocar los aparejos, lograron poner en pie, a golpe de riñón, la Maya. A ratos empujando, a ratos preparando los andamios de madera, a ratos tensando las cuerdas, todo a golpe de brazo, entre aplausos y más de un susto de los cientos de visitantes. Pero al final el hombre se impuso y el gran tronco ya ejerce de mástil de la bandera de las tradiciones en la plaza principal del pueblo.

En las caras de los esforzados jóvenes cansancio y satisfacción, caras reconocibles para los muchos cántabros que cada primer domingo del año vuelven a Silió, para disfrutar de La Vijanera.

Es una fiesta en la que participan todos los habitantes del pueblo aunque son unos 50 jóvenes los que levantan la Maya a pulso. Y como siempre, la plaza de Santiago congregó, dentro de las fiestas locales en honor al Patrón de España, a cientos de personas que, asombrados, comprobaron como los jóvenes del pueblo levantaban, utilizando mecanismos tradicionales y la fuerza de sus brazos, la Maya y la Añadición, los dos mejores troncos de roble del monte Canales, cortados hace apenas una semana y unidos para la ocasión.

Los más veteranos dirigieron las operaciones, mandando tensar las cuerdas, adelantar las horcas que alzaban los troncos, parar y volver a arrancar. Antes se habían ocupado, con la ayuda y consejo de los mayores, de preparar las cuerdas y poleas que ayudaron a los mozos en el esfuerzo de poner en pie la Maya. Algo más de una hora fue necesaria para poner en pie un símbolo que preside ya la plaza de Santiago, y así lo hará durante buena parte del verano. Los aplausos y cohetes pusieron punto final a una tradición que recuerda la actividad maderera y religiosa de la zona hace siglos.

Y entonces comenzó otra tradición. Reunirse y recordar viejos tiempos, como apuntaba uno de los artífices de la recuperación de tradiciones en Silió, César Rodríguez. "Son cientos las anécdotas que nuestros mayores nos contaron, como las veces que la Maya se cayó y se volvió a levantar". "Se trata de un momento en el que todo el pueblo trabaja en común, en pos de un objetivo, verla pinada y presidiendo la plaza durante cerca de un mes y medio". Y prácticamente al mismo grito que hace siglos, Ehhhhhhhhhhh, una!!!!!. Parada, tensar músculos y vuelta a empezar, centímetro a centímetro hacia el cielo.

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