La Vijanera se celebrará el 5 de enero Jueves, 26 Diciembre 2013 La Vijanera se celebrará el 5 de enero

La Vijanera calienta motores de cara al 5 de enero

La Vijanera empieza a tomar posiciones para recuperar, un año más, una de las más antiguas mascaradas del viejo continente, manteniendo la tradición pero con novedades importantes. Será, como es habitual, el primer domingo del año, el 5 de enero, una “buena fecha por fin, que hará que llegue más gente y desde más lejos al ser festivo el lunes siguiente” cono adelantan los organizadores de una de las fiestas de invierno mejor conservadas de Europa. La Asociación Cultural de Amigos de La Vijanera organiza con mimo una fiesta que este año “hace un guiño más que directo a las más antiguas vijaneras”.

César Rodríguez, uno de sus organizadores, adelanta otras novedades en un domingo en el que se podrán ver “nuevos y más espectaculares trajes naturales y más participantes que nunca, superando ampliamente los 110 vijaneros”. El recorrido y los horarios serán similares al año anterior, partiendo sobre las 12 del mediodía de las antiguas escuelas de Silió, “con ligeros cambios en los recorridos y personajes que aguantarán hasta la puesta de sol, como se hacía antiguamente”. E incide en que “esperamos mayor presencia de visitantes de fuera de Cantabria, debido al puente del lunes. Hemos percibido un creciente interés por parte de ese público”.

Por lo demás, nada cambiará, todo seguirá fiel a la tradición y Silió, en el término municipal de Molledo, acogerá una fiesta declarada hace cuatro años ya de Interés Turístico Nacional. Los que ya la han vivido, saben lo que les espera. Para aquellos que nada saben sobre esa fiesta, la asociación responsable de su recuperación y organización la define como un ritual ancestral cuyo elemento principal consiste en una mascarada, un rito estacional que se celebra (casi siempre) cada primer domingo del año según marca la tradición milenaria. “Un ritual en el que se entremezclan creencias y costumbres que se han ido sedimentando a lo largo de miles de años”.

Una comitiva de un centenar de personas, ataviadas con trajes que recuerdan las labores tradicionales y recrean la Naturaleza, recorre las calles de Silió, al ritmo de los campanos de los zarramacos, principales protagonistas, representantes de los defensores del Bien. El sonido de los campanos, además de llamar la atención a los visitantes, ahuyentará los malos espíritus. Y todos, unos y otros, alargarán la fiesta hasta que el cuerpo aguante, porque, como antiguamente, habrá más escenificaciones «hasta que la luz se ponga en los montes de Molledo», según explicaba César Rodríguez.

Cada integrante salta, corre y baila, siguiendo un papel tanto individual como colectivo, cargado de simbología. La gran mayoría parte de las antiguas escuelas de Silió, donde la asociación organizadora tiene su sede. Otros bajan del barrio de Santa Marina, rodeando al oso, otro de los personajes principales de La Vijanera, la representación de todos los males que acechan al hombre. Sobre las 12 del mediodía todo comenzará a ser una locura. Los miles de visitantes empezarán a apartarse mientras la comitiva se abre camino. Los danzarines blancos se encargarán de ello. De las antiguas escuelas se dirigirán hacia la iglesia, muy cerca de donde coincidirá con el descenso del oso, el lugar elegido para darle caza.

Todos juntos recorrerán caminos y camberas de Silió hacia la Raya, el límite con el resto del municipio, donde, como manda la tradición, se pedirá Guerra o Paz. Antiguamente las vijaneras coincidían en los límites de los pueblos que las organizaban y, o terminaban a pedradas o bien avenidos. De ahí ese viaje a la frontera. La comitiva dará la vuelta y regresará al pueblo, atravesando la plaza de Santiago, sede del museo de La Vijanera, para llegar a la campa, muy cerca de uno de los iconos de Silió, la iglesia de San Facundo y Primitivo, edificio de puro románico Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Artístico. En el escenario los vijaneros cantarán las coplas, secreto sumarísimo que se desvelará ese mismo domingo, con los comentarios sarcásticos sobre la actualidad internacional, nacional, regional y local. Después, el parto de la preñá, el augurio del año que empieza.

Si el parto es bueno y fructífero, así será el año. De lo contrario, a temblar. Y de ahí a la plaza de la Reguera, junto a la iglesia, donde los zarramacos darán muerte al oso y pondrán fin al sufrimiento de los hombres, como mejor preludio de un año en el que La Vijanera celebra sus 32 ediciones en Silió. Aunque la edición es la trigésimo tercera, porque todo arrancó un año antes en otro lugar mágico, muy cerca de allí. En Anievas, centro geográfico de la Comunidad Autónoma.

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