Cartel de la bajada de la Maya Viernes, 12 Julio 2013 Cartel de la bajada de la Maya

Silió se prepara para la tradición de la Maya

El pequeño pueblo de Silió, en Molledo, no solo sirve al resto del mundo en bandeja de plata la gran mascarada ancestral de La Vijanera, Fiesta de Interés Turístico Nacional con cientos de años a sus espaldas. También recrea cada año otra tradición no menos antigua aunque menos conocida, el izado de la Maya. Y si en enero todo el pueblo se vuelca en la mascarada, en julio participan en la elección, preparación e izado, a pulso, de los troncos que, unidos, invocarán el favor de las deidades, la fecundidad, el respeto por la tradición. El primer paso, la elección de troncos, será el domingo 14 de julio. Diez días para la preparación, y el izado la noche del 24 de julio, previa a la festividad de Santiago Apóstol, patrón de Silió.

Lo primero es lo primero, localizar las dos piezas que componen la Maya. El domingo, a las ocho y media de la mañana, vecinos del pueblo subirán al monte Canales, uno de los mejores, sino el mejor robledal de Cantabria. Allí elegirán, con paciencia, con mimo, los dos mejores robles, los más rectos, los más fuertes. Los talarán, se cargarán, se dejarán en la plaza que recuerda al Santo Patrón y a descansar hasta la tarde del 24. A descansar los jóvenes, porque ahí comienza la tarea de los mayores. Diez días dedicados a preparar los robles. Se trabajan, se labran, se limpian y se empalman las dos piezas; la Maya, la que da nombre a la tradición, la más gruesa, la base de unos 15 a 20 metros de largo; y la Añadición, el segundo tramo de unos 12 ó 13 metros, más esbelto.

César Rodríguez, uno de los responsables de mantener y acrecentar las tradiciones en Silió, lo deja claro: “ya queda menos para que los dos robles vuelvan a centrar la vida de nuestro pueblo. Al igual que La Vijanera, el rito de pinar la Maya nos conecta de un modo directo con nuestro pasado y convierte a Silió en el pueblo cántabro referente en la conservación de las tradiciones”. Aunque se trate de un rito ampliamente extendido por todo el continente, “varios son los aspectos que diferencian a nuestra Maya de otros mayos, maibaum…. En primer lugar la longitud y especialmente el peso, al tratarse del único lugar en el que se alzan dos robles, madera de gran densidad y con tendencia a torcerse”. También el empleo de útiles tradicionales y la ausencia total de elementos mecánicos modernos que faciliten el proceso diferencia a Silió. “Por todo ello, merece la pena ser testigos de esta tradición milenaria que volverá a repetirse el próximo 24 de julio”.

Ese día toca apretar los riñones, tirar de brazo, sufrir viendo como poco a poco la Maya sube hasta rozar el cielo, a pulso. Primero desde el suelo, luego subiéndose a andamios de madera a la más antigua usanza, con cuerdas y trócalas que ‘facilitan’ la labor. Ellos, los andamios, cada vez más altos. La Maya cada vez más pinada. Al cabo de unas dos horas, y nunca han fallado, lograrán izar al completo esos dos troncos y sonarán los aplausos de un público hasta ese momento absorto en el esfuerzo de unos 30 hombres, un público que, cada vez en mayor número, se acerca a Silió en estas fechas.

Y es que pocos pueblos en Cantabria pueden presumir alto y fuerte de ser guardianes de las tradiciones, de trasmitir de generación en generación sus viejas costumbres. Una fiesta singular que busca su sitio entre las grandes de España.

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