Las rondas marceras cumplieron este fin de semana con la tradición en el valle de Buelna, paseando sus tonadas por San Felices, San Mateo y Los Corrales, nombrando marceros mayores y atrayendo seguidores de todas las edades gracias a la labor de todos los colegios de la zona, cantera interminable para una tradición que arraiga con nueva savia en el valle.
En Los Corrales de Buelna Los Papis siguen manteniendo viva la ronda, como vienen haciendo desde 1997, cuando se empeñaron, junto a un grupo de vecinos, en resucitar los cánticos de bienvenida a la primavera.
Un largo recorrido por todo el pueblo que comenzó, como es menester, con la bendición del párroco, Francisco Lledías, y paró en la residencia para mayores o en el Ayuntamiento, donde fue nombrado Marcero Mayor Carlos González, el director en activo durante muchos años de la ronda. Fue para él "un orgullo recibir tan insigne nombramiento en el pueblo", casi 20 años después de que su padre, Bienvenido González, recibiera ese mismo título, recordó. Una decisión, la de nombrar marceros mayores que había arrancado dos años antes, nombrando Marcera Mayor a Carmen Chiva y que, antes de Carlos González recayó en otra mujer, Trinidad Requejo. Solo un colectivo se ha llevado ese título, la Coral de Los Corrales.
Buena parte de la Corporación asistió al nombramiento, con el alcalde, Luis Ignacio Argumosa Abascal, al frente. Estuvo el concejal de Deportes y Festejos, Javier Conde, la de Educación, Cultura y Deporte, María Ángeles Lombilla, el de Comercio e Industria, Germán Arce, la de Juventud, Esther Mendiguchía, o María Bustamante.
Al final, tonadas incluidas de la Escuela de Folklore, se hizo entrega a los marceros de una buena cesta de avituallamiento en nombre de la Corporación.
En San Mateo, mandó la tradición y el buen hacer de una escuela que cuenta con un largo bagaje impregnando a la juventud del folklore cántabro. Un paso más en la reivindicación de su identidad histórica como concejo, villa y junta vecinal.
Y en San Felices de Buelna también brilló la labor de muchos años en defensa de las asociaciones y las tradiciones en una larga ronda que partió de una Santa Misa en recuerdo de los marceros fallecidos en los últimos años.
Unos días antes fueron los colegios los que cuidaron la cantera, reforzando clase por clase los canticos del marzo florido, música y letra que ya ha calado entre los centeneras de jóvenes del valle implicados en esa educación en valores, vestidos en su gran mayoría para la ocasión.
