Los corraliegos tendrán que comenzar a acostumbrarse a que las hojas caídas de los árboles en otoño forman parte del paisaje y no son suciedad que se tenga que retirar. Así lo ha explicado el concejal de Servicios Municipales, José Manuel Martínez (PP), empeñado en aplicar medidas de respeto del medio ambiente en todos los ámbitos. En ese sentido ha adelantado otra pauta a cambiar. Las podas de los árboles ya no se harán en septiembre, como hasta ahora, sino cuando toque, a ser posible, dijo, en la primera luna menguante de enero.

"Tenemos que empezar a cambiar la mentalidad, porque las hojas en otoño forman parte del proceso estacional de la naturaleza y no podemos considerarlo como suciedad de las calles, todo lo contrario, debe ser parte de la belleza de esa estación, como se hace en los países adelantados en el respeto al medio ambiente". Así lo explicó un concejal que reconoce que llevará tiempo ese cambio de mentalidad. Tanto es así que, aunque contrario a la medida, anuncia que se seguirán retirando las hojas muertas de calles y aceras para llevarlas a las zonas ajardinadas, donde "continuarán su proceso natural como nutrientes". Con sopladores se apartarán de las vías de paseo, pero no irán a los contenedores.

Con las podas de los árboles ha sido igual o más tajante. "En este pueblo, como en tantos otros, se lleva 30 años podando a principios de septiembre los árboles para evitar que la hoja caiga en calles y plazas, con lo que hemos conseguido que los árboles estén enfermos porque se están podando en una mala época". Eso se acabó, aseguró. Las podas a partir de ahora se harán en diciembre o en enero, "en la luna buena", la primera menguante de principios de año. "Tenemos en el municipio una riqueza arbórea envidiable, impresionante e impresionantemente mal conservada. Por comodidad la hemos dejado morir, deteriorarse año tras año por podas fuera de temporada, olvidándonos de que los árboles también son seres vivos", aseguró.

En cualquier caso también señaló que "si en algún lugar concreto las ramas o las hojas provocan problemas reales, cortaremos ramas o limpiaremos calles, pero no por sistema, porque no es lógico, hay que cambiar esa mentalidad". Reconoce que los vecinos demandan la limpieza de calles tras la caída de las hojas en muchos casos por seguridad "y lo seguiremos haciendo, pero de forma controlada". También está el caso de la obstrucción de imbornales y aquí la recomendación es que cada cual haga un esfuerzo particular y las barra de esos lugares.

La retirada de las hojas supone además, afirmó, "un gran esfuerzo" para el mermado servicio de limpieza, con lo que insistió en ese cambio de mentalidad. "Es el concepto en sí mismo de la recogida de hoja lo que hay que cambiar. No es suciedad, son nutrientes y es algo bueno y natural. Hay que cambiar la idea de que recoger la hoja es limpieza. Parece que queremos pasar del verano al invierno sin tener otoño y es una equivocación, como se puede ver si uno se pasea por lugares donde las horas son parte del decorado del otoño".