La intención es recuperar el servicio de hostelería y revitalizar un edificio que alberga mucha e importantes asociaciones Jueves, 03 Diciembre 2020 La intención es recuperar el servicio de hostelería y revitalizar un edificio que alberga mucha e importantes asociaciones

Reforma interior del centro social La Rasilla

El Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna vuelve a apostar en esta legislatura por uno de los edificios históricos del municipio, el centro social La Rasilla, heredero de una casona que fue la principal Hospedería del pueblo durante buena parte del siglo pasado, albergando a los ingenieros y profesionales que trabajaban en la industria local. Con José Manuel López como alcalde, hace algo más de 20 años, aquella casa de ilustres huéspedes se trasformó en un centro social que enseguida se nutrió de locales para colectivos de todo tipo.

Para volver a dar esplendor al edificio el Ayuntamiento ha adjudicado en 35.500 euros a la empresa Fernando Joglar la renovación de las instalaciones del servicio de hostelería del centro social La Rasilla, en la calle San Jorge de la localidad, cerrado desde hace meses. La intención del Consistorio es poder poner en marcha una oferta pública de ese servicio con condiciones más atractivas a los profesionales del sector, extendiendo la actividad de bar a la de restaurante. Lo cierto es que el empresario se ha encontrado con muchos problemas desde el inicio de la obra, instalaciones obsoletas, especialmente la del cableado eléctrico o fontanería. Tiene ocho semanas para ponerlo al día, pero los trabajos van bien y espera hacerlo incluso antes de cumplir ese plazo.

"En estos tiempos puede ser un área de restauración muy apetecible para cualquier hostelero, con una terraza exterior muy amplia y amplios locales en el interior, con lo que esperamos que haya muchos profesionales interesados en pujar por quedarse con ese servicio en cuanto podamos sacarlo a licitación, que esperamos sea en los primeros compases del próximo año". Así lo explicaron el alcalde y el concejal de Obras y Urbanismo, Julio Arranz, al apuntar a la necesidad de recuperar un servicio de hostelería que permitirá generar empleo además de ser un revulsivo para un edificio céntrico con un entorno magnífico en el que tienen su sede colectivos como la Asociación Municipal de la Tercera Edad, la de Mujeres de Buelna, la Asociación Guerras Cántabras o la de Hermanamiento con La Haye Fouassiere, además de contar con varios salones de actos que se utilizan prácticamente todas las semanas para talleres, cursos o ponencias. También es un aliciente la proximidad de un centro de estudios de Secundaria y Formación Profesional.

También acoge aun las visitas de la Hermandad de Donantes y Banco de Sangre de Cantabria en el primer piso, y es la sede de los cursos de verano de la Universidad de Cantabria. Una sede que ha permitido compaginar los cursos sobre educación y salud mental por una parte y los avances en la discapacidad por otra, aprovechando los salones principales de la planta baja y el primer piso.

Su pasado como casona montañesa llevó a ese edificio a ser uno de los escenarios principales para rodar la primera serie de ficción ambientada y rodada íntegramente en Cantabria, ‘Cuando el río suena’, escrita por Carlos Troyano y dirigida por Andrea Elegido y Anabel Díez. El centro social aparecía en la práctica totalidad de los diez capítulos rodados en su primera temporada.

Entre unos y otros, el centro siempre tiene una notable presencia de vecinos de todas las edades, algo que no ha sido suficiente para generar interés en los profesionales de la hostelería hasta ahora. Como respuesta a esa posible demanda, el equipo de gobierno lo que quiere ahora es reabrir en su totalidad el servicio de hostelería, resolviendo los problemas que ha impedido hasta ahora una continuidad con garantías en la explotación del bar en un edificio público con mucho trasiego diario y mucho potencial, como reconocía Argumosa.

El centro se amplió en 2009 precisamente para mejorar su capacidad y apoyar el servicio de hostelería. Lo que empezó siendo un proyecto de construcción de una pista de baile para los colectivos de la Tercera edad se convirtió en un plan ambicioso de dotación de un local amplio para todo tipo de eventos, con capacidad para un gran número de personas sentadas.

Pero no pudo ser. Fue complicado adjudicar el servicio y en 2014 el empresario que se  había quedado con el bar renunció a la explotación y hubo que esperar hasta 2016 para adjudicarla de nuevo. Hace meses terminó el contrato y no ha habido continuidad. Una historia que se repite desde hace más de una década.

Si todo va bien el proyecto de reforma se adjudicará este mismo año y se espera poder licitar el servicio de forma definitiva durante los próximos meses.

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