Planta Nissan de Los Corrales Jueves, 25 Junio 2020 Planta Nissan de Los Corrales

Una presencia "más de confraternización que de confrontación"

Los Corrales de Buelna vive estos días entre la tensión que ha provocado la posible visita de trabajadores de las plantas catalanas de Nissan y la preocupación por las negociaciones entre dirección y sindicatos del plan de viabilidad de la fábrica cántabra. Tras dos jornadas intensas, a las ocho de la mañana de hoy jueves se retomarán esas negociaciones con la esperanza de llegar a un preacuerdo.

Entre tanto, el anuncio de la llegada de decenas de empleados de Nissan Barcelona no ha calado bien entre los corraliegos, a pesar de que los sindicatos cántabros apelan a que la visita será "más de confraternización que de confrontación". Por si acaso, desde la Policía Local ya se trabaja en la redacción de un plan de seguridad que contenga todos los posibles escenarios y la comandancia de la Guardia Civil está en permanente contacto con el Ayuntamiento, lo mismo que la Delegación del Gobierno. Una de las cuestiones que preocupa es la petición de un pabellón municipal para que pernocten en su visita, algo que será complicado porque el Consistorio no ha abierto aún esas instalaciones.

En el comercio y la hostelería están preocupados. Salvador Victorino Fernández, presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios del Valle de Buelna, afirmó que el sector considera un "despropósito" la presencia de trabajadores de Barcelona, "cuando la planta de Los Corrales está inmersa  en un proceso de negociación muy delicado, con lo que esa visita en nada beneficia el futuro de la planta corraliega". Respecto a la posibilidad de que el Ayuntamiento les conceda permiso para pernoctar en el polideportivo "tengo mis reticencias, y más cuando acabamos de salir de un estado de alerta sanitaria, el concentrar a tanta gente en un recinto cerrado podía traernos consecuencias nefastas".

Uno de los veteranos de la hostelería local, Víctor Manuel Martínez, tampoco está de acuerdo con esa visita porque "bien parece que solo vienen a intentar perjudicar a nuestra planta".

Alcaldes anteriores como Mercedes Toribio, José Manuel López o Josefina González también han opinado. La primera alcaldesa de Los Corrales afirmó que "como una vecina cualquiera les diría 'no gracias', yo confío en la dirección, el comité de empresa de aquí y, por supuesto, en el sentido común de los trabajadores, que se juegan su puesto de trabajo". También expresó su opinión contraria a que el Ayuntamiento "deba facilitar nada a quienes vienen con esos planteamientos". José Manuel López, en cambio, dijo que sí cedería el pabellón "pero, al mismo tiempo, les explicaría que la dirección y comité de empresa de Los Corrales tienen la autonomía suficiente para tomar sus propias decisiones y que rechazamos toda presión externa". La última alcaldesa, Josefina González, lamentó que "a la postre se convierta todo en una lucha entre trabajadores, entre comunidades, y no debemos olvidar el verdadero problema, que muchas familias se van a quedar sin trabajo allá donde sea". Recordó la reivindicación en Navarra de los trabajadores de Greyco "donde se demostró mucho respeto, por lo tanto exigimos el mismo trato aquí".

Primer teniente de alcalde, diputado y trabajador durante muchos años de Nissan Cantabria, Rafael Fernando Pérez Tezanos comenzó con una pregunta: ¿en caso contrario, los trabajadores de Barcelona hubieran parado y se desplazarían a apoyar a sus compañeros de Cantabria? La experiencia me dice que no". Por qué vienen, "porque saben que provocar problemas aquí es provocarlos en Sunderland", la planta inglesa para la que trabaja la cántabra. "Como estrategia es buena, pero para los de aquí supone un riesgo muy grande e innecesario hoy por hoy". Fue tajante en cuanto a ceder una instalación pública: "ni pabellón ni bienvenida".

Uno de los sindicalistas con más peso en el valle, José Antonio Gimeno, dijo que "es una decisión de los propios trabajadores, tanto de la Nissan de aquí como la de Barcelona. Las necesidades de presión de unos y de otros las tienen que dirimir entre ellos, pues al final el denominador común es la empresa y su estrategia dentro del grupo". Aconsejó que "sería conveniente dejar los a los comités de empresa de ambas factorías que hablasen con sus respectivas plantillas y acordasen su estrategia". Terminó con una pregunta: "¿te imaginas, si fuese al revés, qué no haríamos en esta comarca para defender nuestros puestos de trabajo".

En la calle la opinión es igual de tajante. Juan Miguel Villamuera, fundador de las Guerras Cántabras y parte de la directiva de asociaciones históricas en Los Corrales, se preguntó también "¿cómo podemos dar alojamiento a quien viene con la intención de cerrar la actividad de nuestra fábrica? ¿Vinieron a reivindicar mejoras salariales para nuestros vecinos cuando ellos las conseguían para sí en Barcelona?"

Trinidad Requejo, también integrante de muchas asociaciones y, en su día, concejal del Ayuntamiento, afirmaba que "me parece muy mal, porque no deja de ser una agresión a los de aquí, ¿qué pasaría si fuera al revés?". Tampoco es partidaria de ceder un pabellón.

Emilio Balsategui, médico, empresario y también, en su día, concejal, declaró que no le parecía "una idea acertada, y en estos momentos, perjudica más que beneficia". Tampoco les cedería el pabellón.

Ricardo Fernández, anterior responsable de la Policía Local de Los Corrales, afirmó no estar de acuerdo con la movilización porque "quieren utilizar a la empresa de Los Corrales para presionar". Tal y como está la situación sanitaria reafirma su opinión de que no se debería ceder el uso de un pabellón.

Por último, político y trabajador de Nissan, Nicolás Campuzano también aludió a la actual situación sanitaria asegurando que la visita de decenas de personas es "un riesgo añadido e innecesario al que se somete a nuestro valle". También afirmó que "en ningún caso puede el Ayuntamiento permitir, ni facilitar, que se produzca dicha situación. El Ayuntamiento tiene la responsabilidad de velar por la salud y el bienestar de los vecinos y permitirlo sería una irresponsabilidad mayúscula". Terminó afirmando que "ha de quedar meridianamente claro que no son bienvenidos".

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