Los vecinos el día en el que regresaron a sus hogares Lunes, 30 Marzo 2020 Los vecinos el día en el que regresaron a sus hogares

El Calero retrasa la celebración de la vuelta a sus hogares

«No salimos de una y entramos en otra, aunque ésta es mucho más seria». Así resumía la situación del barrio del Calero, en San Mateo de Buelna, uno de sus vecinos, José Manuel Ceballos. Tras un año fuera de sus hogares por las grietas que aparecieron en el terreno sobre el que se levanta el barrio tras la tormenta de enero de 2019 ahora no pueden salir de ellas.
Tras el regreso, en diciembre del año pasado, los vecinos comenzaron a organizar una fiesta de «vuelta a casa, de vuelta a la normalidad en el Calero», pero la situación actual ha obligado a los vecinos a posponer la fiesta. Se había fechado en la Semana Santa para que estuvieran también miembros de las familias que no viven en Cantabria, para que todos pudieran celebrar juntos el regreso a su barrio. No era para menos, porque algunos pensaron que si no había solución a las grandes grietas abiertas en la ladera podían perderlo todo.
Entre enero y febrero fueron matizando la fiesta y barajando fechas. Hasta que el coronavirus hizo acto de presencia y trastocó todos los planes. «Habrá que retrasarla, pero ahora lo importante es que todos estamos bien y hay que seguir así, haciendo caso a lo que nos mandan y no salir de casa sino para lo imprescindible», decía Ceballos.
Los vecinos, puerta con puerta, están en contacto, la mayor parte de las veces por teléfono, por su edad. Los más jóvenes, como José Manuel, les llaman habitualmente por si necesitan algo. Sus padres viven en ese mismo barrio, «pero yo trabajo y prefiero mantener las distancias de momento, hay que cuidarlos».
Todos tienen claro una cosa, «hemos tenido mucha suerte, porque al menos esta situación nos ha tocado vivirla en nuestras casas, si no, no sé lo que habría sido de nosotros», asegura.
«Ha sido como una montaña rusa, un año fuera, con problemas costantes, sustos, momentos muy malos, al final la solución, la alegría y, casi sin poder disfrutarla, esto». Reconoce que «hablábamos entre nosotros y decíamos que ya más no nos iba a pasar, y resulta que viene algo que es mucho más serio».
Tiene dos hijas muy jóvenes, muy unidas a unos abuelos que ven ahora de lejos y que también expresan sus dudas sobre lo sucedido. «Me preguntan qué hemos hecho para que nos salga todo de esta forma, y les digo que pronto terminará todo».

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