Los lobos han atacado en una semana tres estabulaciones en Arenas de Iguña, en San Cristóbal y Achero, matando o hiriendo a cuatro potros nacidos recientemente, el último este jueves. El alcalde, Pablo Gómez, ha mostrado su preocupación ante la libertad de movimientos de los lobos por las laderas del valle y las consecuencias que para las estabulaciones puede llegar a tener en un futuro cercano por la dificultad de probar en ocasiones esos ataques y cobrar las ayudas por la pérdida de ganado.

En San Cristóbal el ataque fue dentro de la reserva del Parque Natural Saja Besaya, con lo que resultará más fácil sufragar los daños, en este caso por mordeduras del lobo, difíciles de curar, decía Pablo Gómez. En el caso del potro muerto en Achero, dentro de un coto de caza, la cuestión se complica porque el ganadero afectado ha de buscar un perito que evalúe los daños y certifique si ha sido el lobo o no para después tramitar la posible indemnización, "con lo que los ganaderos dan muchas veces el ganado por perdido por las trabas administrativas". Eso sí, decía el alcalde, "te quedas sin ganado y con el disgusto y en algunos casos el miedo a que se vuelva a repetir el ataque". El último ataque, el jueves, se ha cobrado otro potro recién nacido en Valdeiguña. En este caso las pruebas halladas en el lugar apuntan a una pareja de lobos.

El alcalde incidió en que en ocasiones se solicitan batidas "que generalmente terminan con muy poca efectividad, y el problema sigue ahí". Especialmente ahora, decía, con el nacimiento de terneros y potros que son alicate especial para el ataque de lobos. "No hay más que darse una vuelta por el monte y notar la merma de fauna salvaje como corzos", aseguraba Gómez.

"Quienes seguimos en el medio rural cada vez nos sentimos más desanimados y como alcalde defiendo a mis vecinos, que son cada vez menos precisamente por estas razones entre otras, con lo que en el Ayuntamiento nos sentimos impotentes entre unas cosas y otras".