Josefa Fernández Bustamante con la directora, Carmen Núñez, y familiares Lunes, 09 Mayo 2016 Josefa Fernández Bustamante con la directora, Carmen Núñez, y familiares

La residencia para mayores de San Felices abres sus puertas con el objetivo de dar trabajo a 58 personas

La residencia para mayores de Tarriba, en San Felices de Buelna, abría este lunes sus puertas, cinco años después de colocar la primera piedra de una instalación «de auténtico lujo», como ha señalado el alcalde, José Antonio González Linares, en muchas ocasiones. A largo del día fueron llegando los primeros residentes, recibidos por la directora, Carmen Núñez, y las 13 personas que han comenzado a trabajar en una residencia con 80 plazas (40 habitaciones individuales y 20 dobles) que espera dar empleo, cuando esté al completo, a unas 58 personas, según la empresa Ballesol, que gestionará ese servicio durante los próximos 50 años.

La inversión final que la empresa ha hecho en ese edificio (con una superficie construida de 3.200 metros cuadrados) y su equipamiento ha alcanzado los 4,5 millones de euros, aprovechando una parcela de 4.900 metros cuadrados cedida por el Ayuntamiento de San Felices. Un edificio que incluye las innovaciones del sector, no tiene barreras arquitectónicas y cuida el medio ambiente, entre otras características.

La directora ratifica la calidad de las instalaciones asegurando que la asistencia a las personas mayores que vayan llegando estará a la altura de ese edificio.

Una de las primeras en comprobarlo será Josefa Fernández Bustamante, que ayer estrenó la residencia. Nacida en Silió (Molledo) ha vivido buena parte de su vida en Los Corrales, con lo que estará muy cerca de su familia. Llegó a mediodía con algunos de sus familiares directos y todos reconocieron la calidad de las nuevas instalaciones, a la espera de poder conocer todos los servicios que ofrece.

También desde el Ayuntamiento se destaca que en todo momento se ha cuidado al detalle la puesta de largo de ese proyecto. Comenzando por la idea y el diseño, que se adjudicó a un gabinete de arquitectura cántabro, de Los Corrales de Buelna, dirigido por Óscar del Val. En la gestión se eligió a la empresa madrileña Ballesol, especializada en el área, con más de 35 años de experiencia y más de 7.000 plazas residenciales repartidas por toda la geografía nacional. Una empresa que también se ocupó de la construcción del inmueble.

A partir de ahí, el edificio es un ejemplo de comodidad, accesibilidad y cuidado del medio ambiente. De los más de 1.500 metros cuadrados que tiene por planta, ni uno solo supone una barrera arquitectónica. Dispone por piso de una sala de estar de 150 metros cuadrados y un comedor de otros 100, ambos unificados y completamente abiertos, enfermería, farmacia, cocina y un servicio general de administración, capilla e incluso peluquería, una agradable terraza, salas de terapia y gimnasio.

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