Los propietarios no pueden salir al jardín, convertido en un "foco de infección" Lunes, 25 Enero 2016 Los propietarios no pueden salir al jardín, convertido en un "foco de infección"

Gatos salvajes invaden una casa en Barros

(En el reproductor, declaraciones de Rosa Portero)

Una familia de Barros lleva sufriendo desde hace unos días en su nueva casa una invasión de gatos salvajes, algo que sonaría a título de película de terror si no fuera porque la realidad supera una vez más la ficción. Rosa Portero y Raúl Jorrín viven desesperados entre excrementos de los, al menos, siete gatos que han ocupado su recién estrenado jardín, estrenado por los gatos, porque ellos no han podido utilizarlo aún debido al estado en que se encuentra, un foco de infección para una familia que quiere tener descendencia. Este lunes se contabilizaban al menos una treintena de zonas con excrementos entre el jardín y la grava del espacio exterior de una casa que tiene los muebles del patio cubiertos con plásticos y las puertas cerradas para no sufrir aún más la tiranía de los gatos ocupas.

La pareja cuenta que compró esa casa para aprovechar el jardín con vistas a tener familia y una mascota. Le arreglaron, renovaron todo el césped y adecuaron los márgenes con árboles y grava. Esperaron a que la hierba creciera y aunque ya habían notado la "desagradable" presencia de gatos en su felpudo, no se imaginaban lo que iban a encontrarse en su primer paseo por el jardín. Era un auténtico cúmulo de excrementos de gatos y la grava estaba llena de montoncitos hechos por los propios gatos para tapar sus deposiciones. "Nada peor para nosotros porque queremos tener un crío y un perro que ya tenemos, un foco de infección en el que no puedo arriesgarme a quedarme embarazada", decía Rosa, cansada de no poder disfrutar del jardín que con tanto esmero han arreglado, ni ella, ni el perro (que sufre una infección que también podría deberse a los gatos), ni su futura familia.

Al principio era dos gatos, detectados mientras hacían obras en su jardín. No le dieron más importancia porque pensaron que una vez reformada la zona se marcharían. Pero no fue así, al terminar la reforma los gatos ya no eran dos, eran al menos siete identificados, algunos de una vivienda próxima. Lo pusieron en conocimiento del vecino pero no se ha evitado la constante visita de los mininos.

Así las cosas hablaron con  Sanidad, departamento que les remitió al Ayuntamiento, por ser suyas las competencias, y ya han registrado su queja ante el Consistorio. También lo saben Policía Local y Guardia Civil e incluso especialistas en animales, que lejos de tranquilizarles han llevado más preocupación a la familia, porque les han explicado que los gatos son muy territoriales y lo fácil es que los siete actuales se conviertan en un número mucho mayor si no se toman pronto medidas.

La solución pasa porque una empresa especializada retire esos animales, y eso es lo único que piden, que acaben con la ocupación y les dejen disfrutar de su jardín y poner en marcha los muchos planes que tienen para la familia. "Si la gente, como hacemos nosotros, tiene animales que los tenga en su casa y no en la del vecino, y que se responsabilice de ellos".

A la espera de una solución definitiva no se atreven a tocar el jardín, a sanear todo el exterior de la casa porque de nada servirá mientras los gatos sigan haciendo suyo el patio. "No tenemos garantías aún de que la situación se vaya a controlar así que ya no sabemos ni qué hacer", asegura Rosa Portero, mientras cierra la puerta para que su perro no salga al jardín y, sobre todo, a los gatos no se  les ocurra dar un paso más y ocupar también el interior de la casa.

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